Los
dibujos infantiles, aunque parezcan dibujos tontos, garabatos y sin sentido, en
realidad tienen sus significados, sus porqués y no están hechos al azar. Los
dibujos muestran sus inquietudes, sus deseos, gustos y lo que odian, sólo que
nosotros no somos capaces de verlo a simple vista. Hay numeroso estudios sobre
esta cuestión, y desde el siglo XIX fue cuando se empezaron a interesarse e
investigar sobre el dibujo.
Esto
ocurrió gracias a movimientos artísticos de vanguardia, tales como el
impresionismo o cubismo, realizando obras que recordaran a lo primitivo,
buscando en otras sociedades y culturas como el mundo Asiático o el Africano.
Con
ello buscaban transformar su propio estilo, empezar de nuevo con una visión
distinta, una vuelta a los orígenes.
Sin
embargo, a finales del siglo XIX, descubrieron que no era necesario buscar
fuera para entender que el arte puro y primitivo se encontraba justo al lado de
ellos: los dibujos infantiles. Gracias a esto, el artista austriaco Franz Cizek
consiguió abrir una escuela de arte infantil en la que la imaginación y la expresividad
fueron fundamentos importantes en su educación. Con ayuda de Friedrich Froebel
y Johann Heinrich Pestalozzi, el arte infantil se convirtió en algo fundamental
en la investigación del análisis psicoeducativo.
Ya
en el siglo XX, este estudio infantil pasó de ser dibujos con errores a
manifestaciones artísticas, en el que el objetivo fundamental era desarrollar
la expresión creativa de uno mismo para así fomentar la educación artistica
como disciplina.
Tras
algunos pasos de evolución, (no en su mayoría a mejor) lo cual sería un gran
tema de explicación y debate, se está convirtiendo en una montaña rusa que se
está haciendo cuesta abajo, en el que para un niño el arte significa una forma
de expresar todo cuanto es él, y esto precisamente, se lo están quitando. ¿Será
esto un ciclo, en el que algún día volveremos a lo que fuimos hace
siglos?.